Ben X

Un aspecto interesante de la película es la relación que existe entre realidad y ficción en el personaje de Ben. La pregunta filosófica del ser se sitúa en el centro del juego.

Este problema se ha repetido en la civilización desde que los pensadores griegos reflexionaron por primera vez acerca del momento en el cual un hombre puede estar seguro de que lo que piensa y ve es la realidad, más que una apariencia o visión. ¿Qué es la realidad? ¿Y la ilusión? ¿Cuándo se sabe si uno se comporta normalmente o si está jugando a un juego? Hoy en día estos antiguos planteamientos reaparecen bajo una forma nueva. ¿El mundo de las imágenes virtuales de los juegos de rol son reales o imaginarias? ¿Pierden los jugadores su percepción de la realidad?

En Ben X estas preguntas surgen desde el inicio. La primera conversación entre Ben y Scarlite en la película pone a prueba esta cuestión cuando ésta le recuerda a Ben que quien se esconde tras su personaje podría ser un hombre en la vida real. El cineasta estudia la problemática a nivel humano y psíquico del personaje principal.

Para Ben, Archlord funciona como un espejo en el cual busca una realidad verdadera de su existencia y la del mundo exterior. El pseudo-mundo ficticio del juego presenta una dosis de realidad que Ben no encuentra en el mundo real.