Título: Biutiful

Título original: Biutiful

Dirección: Alejandro González Iñarritu

País: España, México

Año: 2010

Fecha de estreno: 03/12/2010

Duración: 147 min

Género: Drama

Calificación: No recomendada para menores de 12 años

Reparto: Javier Bardem, Félix Cubero, Blanca Portillo, Rubén Ochandiano, Martina García, Manolo Solo, Karra Elejalde, Eduard Fernández, Piero Verzello, Ana Wagener

Guión: Alejandro González Iñarritu

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Distribuidora: Universal Pictures

Productora: Universal Pictures, Focus Features, Mod Producciones, Cha Cha Cha

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Comentario de Alejandro González Iñárritu, el director

Después de recorrer el mundo con Babel, pensé que ya había explorado bastantes líneas múltiples, estructuras fragmentadas e historias entrecruzadas. Cada parte se rodó en un idioma diferente, en un país diferente, con una estructura y una escala diferente. Cuando acabé Babel, estaba tan agotado que sólo se me ocurrió bromear diciendo que mi siguiente película tendría un único personaje, transcurriría en una única ciudad, con una línea narrativa directa y en mi primer idioma. y aquí estoy. Biutiful es todo lo que no había hecho hasta ahora: una historia lineal basada en los personajes.

Quería capturar la expresión simple de una existencia compleja. En cierto modo, Biutiful trata una vez más de un tema que siempre me ha obsesionado en mi vida y en mi trabajo. Habla de la paternidad, del miedo de perder al padre, de ser padre, y de ese momento en que uno empieza a convertirse en su propio padre, y sus hijos, en él. Habla de las pérdidas porque, al fin y al cabo, también somos lo que perdemos. Es el mismo tema, pero es diferente. En este caso, he querido destruir las ilusiones y revelar la verdad a través del impacto inequívoco de la intimidad. Sí, la intimidad como el nuevo punk.

Mis películas siempre nacen a partir de algo muy vago, retazos de una conversación, la visión fugaz de una escena por la ventanilla del coche, un rayo de luz o unas notas musicales. Biutiful empezó una fría mañana de otoño de 2006 mientras preparaba el desayuno con mis hijos y puse un CD del Concierto en Sol Mayor para Piano de Ravel.

Unos meses antes, había puesto el mismo concierto mientras íbamos en coche desde Los Ángeles al Festival de Cine de Telluride. Las vistas en la zona de los "Four Corners" eran espléndidas, pero cuando acabó la pieza de Ravel, los dos niños se echaron a llorar a la vez. La melancolía, la sensación de tristeza y belleza que desprende la composición les conmovió. No pudieron resistir ni explicarlo. Sólo lo sintieron. Cuando volvieron a oír las notas del concierto aquella mañana, los dos me pidieron que lo quitara. Se acordaban claramente del impacto emocional que les había producido la música. Esa misma mañana, un personaje llamó a la puerta de mi cabeza y me dijo: "Hola, me llamo Uxbal". Iba a vivir con él durante los tres años siguientes. No sabía lo que quería, quién era ni adónde iba. Era escéptico y lleno de contradicciones. Pero seré honrado y reconoceré que sabía cómo presentarle y cómo acabar con él. Sí, sólo tenía el principio y el final.

No fue hasta un año después, mientras andaba por el barrio de El Raval en Barcelona, cuando todo cobró sentido. Barcelona es la reina de Europa. Es maravillosa, pero como cualquier reina, también tiene un lado mucho más interesante que la obvia y, a veces, aburrida belleza burguesa que admiran los turistas y suele plasmarse en postales.

Desde los 17 años, cuando recorrí el mundo trabajando a bordo de un barco de carga limpiando suelos, me fascinan los barrios escondidos que nadie ve. Me tocan. Me refiero al diverso, complejo, marginal y multiétnico nuevo mundo de reciente creación en Barcelona y en la mayoría de grandes ciudades de Europa. Era imposible imaginarlo cuando fui por primera vez a Barcelona a los 17 años. Pero supe de inmediato que Uxbal pertenecía a este lugar, que pertenecía a la comunidad ecléctica y vibrante que está cambiando la forma del mundo.

Durante los años sesenta, Franco apoyó la emigración a Cataluña de cientos de miles de personas procedentes de toda España, en un intento de romper la cultura catalana y reforzar la prohibición de hablar catalán. En medio de una tremenda recesión económica, personas de habla castellana, en su mayoría de Extremadura, Andalucía y Murcia, se convirtieron en emigrantes en su propio país. Se les mandó a vivir a un extrarradio de Barcelona llamado Santa Coloma y se les llamó "charnegos", una palabra despectiva para describir a los emigrantes pobres y a sus hijos.

Con el bum económico de los ochenta y de los noventa, los "charnegos" empezaron a dejar Santa Coloma y fueron sustituidos por emigrantes procedentes del mundo entero. Aunque El Raval, también conocido como "Barrio Chino", es famoso por ser el barrio más diversificado de Barcelona, me enamoré de Santa Coloma y de la cercana Badalona. En esas dos zonas conviven en paz senegaleses, chinos, paquistaníes, gitanos, rumanos e indonesios; cada uno sigue hablando su idioma sin necesidad de integrarse en la cultura española.

Para ser sincero, tampoco parece que la sociedad esté muy interesada en integrarlos.

Son barrios aún sin pasteurizar. Son humanos, huelen, tienen textura y contradicciones. Son un auténtico ejemplo de convivencia, de comunidad, y tienen el ADN de una ONU perfecta. Las migraciones y mezclas raciales que antes tardaban 300 años en fraguarse se han realizado en apenas 25 años. Obviamente, el proceso no tiene lugar sin dolor o tragedia. Cada año, cientos de africanos mueren en su intento de alcanzar la costa española. Son imágenes duras de ver. Cada día se leen artículos en los periódicos acerca de emigrantes chinos explotados en toda Europa.

Sólo en el Reino Unido hay un millón de chinos, tal como indica 'Hsiao-Hung Pai en su libro Chinese Whispers: The True Story Behind Britain's Hidden Army of Labor (Susurros chinos: la auténtica historia del escondido ejército de mano de obra británica)'. Al contrario de lo que ocurre en Estados Unidos, la gente no va a Europa para fundirse en una cultura. Me documenté y descubrí que la mayoría viene aquí sólo para sobrevivir y ayudar a los que han dejado atrás.

Pero más que el interesante fenómeno sociológico que está ocurriendo en Barcelona y otras ciudades europeas, el impacto que me produjo me pareció un gran contexto para Biutiful. Al fin y al cabo, cuando una película no es un documento, es un sueño. Y el soñador siempre está solo, de la misma forma que el pintor está solo ante el lienzo blanco. Estar solo es hacerse preguntas (ya lo dijo Godard). y hacer películas es contestarlas.

Alejandro González Iñárritu

El material gráfico de esta película es de sus respectivos propietarios, distribuidora Universal Pictures y productora Universal Pictures, Focus Features, Mod Producciones, Cha Cha Cha.