Recuérdame

La primera vez que leí el guión de Will Fetter, Recuérdame (por entonces titulado 'Memoirs - Memorias'), tres de sus numerosas cualidades me afectaron especialmente: en primer lugar, presentaba la ciudad de Nueva York en un momento especialmente importante de su historia.

Como neoyorkino, estaba deseando gozar de la oportunidad de retratar fielmente ese momento de la historia de esa ciudad que tan bien conozco y que durante tanto tiempo he querido. En segundo lugar, presentaba una historia de amor juvenil sincera y sin adornos, un tema que me interesaba llevar al cine desde hacía muchos años. Y, en tercer lugar, desde la primera escena, el guión estaba imbuido de un tema coherente y muy oportuno, a saber: ¿qué sucede cuando un hecho imprevisto choca con nuestro mundo perfectamente organizado y lo hace añicos? ¿Cómo se puede sobrevivir a sus consecuencias inesperadas e inexplicables? ¿Y cómo nos cambia eso como seres humanos?

Sencillamente, aunque Recuérdame era tanto una íntima historia del amor que surge entre dos jóvenes como un preciso retrato de cómo dos familias distintas se ven afectadas por su propia versión particular de un suceso repentino y trágico, el guión acabó convirtiéndose en última instancia en una exploración de los grandes temas del amor, la pérdida y la fugacidad de la vida.

Allen Coulter