La ilusión viaja en tranvía

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Dos empleados de la red de tranvía se enteran, por casualidad, de que el coche en el que han pasado media vida trabajando va a ser retirado de la circulación. Al conocer que su amado tranvía 133, en el que han pasado tantas horas, deciden salir a beber para ahogar las penas; aunque en pleno fervor etílico cambian los lloros por una acción desesperada: robar el tranvía para despedirse de él como se merece. Así pues, durante toda una noche ambos circulan con el aparato y ofrecen servicio a distintos viajeros. Su plan es devolverlo a la mañana sin que nadie se entere, pero un viejo inspector los descubre.