La sombra de Evita

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Eva Perón visita España en el verano de 1947, en el marco de su gira europea que ella misma bautizó con el nombre de la gira del Arco Iris. Sólo tiene 28 años, tiene como misión vender trigo a España y, según algunas informaciones e investigaciones históricas, facilitar además la trama de evasión de nazis a Argentina y recuperar el oro nazi de un banco suizo.

La imagen de Eva fascina a los españoles e irrita a Franco y, sobre todo, a su esposa Carmen Polo. La mujer del caudillo representa la imagen antagónica de Evita. Es una aristócrata rancia, ultracatólica, desgarbada, sin atractivo físico ni simpatía, pero se cree tocada por la misma gracia divina que su marido y comparte la misma soberbia.

Evita era todo lo contrario: de expresión llana, atractiva, emanaba cierta sensualidad que junto a un pasado claroscuro y la meditada frivolidad con la que lucía sus pieles y joyas, la convertían en una diva para el pueblo. Se trata de una muchacha de 28 años que encandila a millones de personas y consigue pasar a la posteridad sin grandes logros personales, gracias a su personalidad, su actitud y el poder de su presencia.