Morir (o no)

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Está película une un total de siete historias independientes y, a priori, sin ninguna relación entre sí. Sin embargo, todas presentan una circunstancia en común, alguno de los protagonistas va a morir.

Las tramas son de lo más variado: Un toxicómano enganchado al caballo, adicción que –como se puede suponer- le costará cara. Un enfermo internado en un hospital al que, para su desgracia, le faltan fuerzas para dar al botón de aviso a las enfermeras. Un director de cine atascado en un parón creativo que parece alargarse más de la cuenta. Una mujer que se traga las pastillas como gominolas ayudada de unos traguitos de agua del carmen. Un ejecutivo a punto de ser asesinado por un matón a sueldo. Un motorista que resulta atropellado por un miembro de los cuerpos y fuerzas de seguridad del estado y, finalmente, una pobre niña que se atraganta con uno huesos de pollo.

Todos estos personajes tienen un futuro más bien oscuro, pero quizá sea sólo la impresión que nos causa y el destino, con su increíble capacidad de sorprender, tenga algo que decir al respecto.